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Ampliación del Canal de Panamá, obra del siglo de la ingeniería

La ampliación del Canal de Panamá, que permitirá el paso por la vía interoceánica de los barcos de mayor envergadura actualmente, es por su complejidad y tamaño la obra emblemática del siglo para la ingeniería universal.


En síntesis, la ampliación es básicamente la creación de un nuevo carril de tráfico a lo largo del Canal paralelo al existente, mediante la construcción de un tercer juego de esclusas de la mayor complejidad ingeniera.

Dicho proyecto, a un costo de cinco mil 250 millones de dólares, fue aprobado por el pueblo panameños en un referendo nacional el 22 de octubre de 2006 y luego de las licitaciones internacionales de rigor, se inició oficialmente el 3 de septiembre de 2007.

Los trabajos marchan forzosamente lentos, y desde entonces el proyecto en su conjunto marca un 43 por ciento de ejecución de forma general, pues cada objeto de obra tiene su cronograma de ejecución específico.

De esta manera, al 31 de julio de 2012, última medición, las obras del Cauce de Acceso al Pacífico estaban cumplidas a un 74 por ciento, el Dragado Entrada Pacífica al 90, el Dragado del Lago Gatún y el Corte Culebra al 74, el Diseño y Construcción de Esclusas al 30, el Dragado Entrada Atlántica al 98 y la Elevación del Nivel Máximo.

Hasta ahora, por el Canal de Panamá solamente pueden cruzar barcos de dimensiones limitadas porque las medidas de los corredores fueron determinadas por las características físicas del cauce, la complejidad de la obra y la envergadura de los buques de aquella época.

Su construcción marcó una gran hazaña de la ingeniería y de la voluntad del hombre, pues entonces no existía una tecnología como la usada hoy, y los constructores enfrentaron riesgos adicionales padecidos por los obreros ahora en mucha menor cuantía, como las enfermedades, en especial la fiebre amarilla, la cual diezmó a la masa laboral y solo se resolvió gracias a las investigaciones del científico cubano Carlos J. Finlay, descubridor del Aedes aegypti como agente transmisor del mal que tanto daño causó en las obras canaleras.

Esas limitaciones crearon incluso un nuevo lenguaje en la actividad del comercio marítimo, al conceptuarse los barcos por su capacidad y posibilidades o no de cruzar el Canal. Es lo que aún se conoce como naves Panamax y Pospanamax.

Estas últimas, al sobrepasar las dimensiones del corredor, o dan la vuelta al continente, o dejan su carga en el Atlántico o el Pacífico, para atravesar el istmo por un eficaz y muy eficiente ferrocarril de puerto a puerto que se ha ido modernizando permanentemente para cumplir con mucho éxito su misión carguera.

En consecuencia, por la vía interoceánica en la categoría de barcos contenedores pueden cruzar por ahora solamente los que cargan los de 20 pies, pero en 2015 estarán pasando los de 40 pies, y si para entonces se han ideado otros de mayores dimensiones, también lo podrán atravesar, como los denominados superpospanamax o los supertanqueros de extrema envergadura.

Esa circunstancia obró también a favor del desarrollo tecnológico panameño, que logró convertirse al pasar los años en un activo emporio logístico a imitar, superado solamente por algunas ciudades portuarias de Estados Unidos y Europa.

También estimuló la creación y auge de la Zona Libre de Colón, un área franca comercial que no solamente actúa como almacén gigante de mercadería, sino bolsa comercial con transacciones multimillonarias.

La ampliación del Canal tiene y tendrá efectos multiplicadores no solamente en la economía nacional y su infraestructura, sino también en todos aquellos países que basan fundamentalmente su comercio internacional en la actividad marítima, pues muchas terminales portuarias que hasta ahora no recibían buques de máximo calado, tienen que hacer inversiones y crear condiciones para empezar a admitirlos a partir de la entrada en operaciones de las nuevas esclusas panameñas.

La ampliación del Canal de Panamá es, por todos esas razones, la obra emblemática de la ingeniería universal y la mejor perspectiva para que, al menos en teoría, los tres millones 500 mil panameños disfruten el enorme privilegio de ser la población con la mayor estabilidad económica y social de la región.

Fuente: Prensa Latina