Al menos 15 grandes empresarios argentinos figuran con sociedades offshore
a su nombre, o vinculados de manera directa en los documentos Panamá
Papers. Controlan, en total, más de 40 compañías en paraísos fiscales.
La mayoría se crearon en Islas Vírgenes Británicas o Panamá, Bahamas o
las Seychelles durante los últimos cinco años, en coincidencia con la
imposición del "cepo cambiario" en la Argentina. Así surge de los
documentos del estudio panameño Mossack Fonseca, que detectó y analizó
LA NACION en el marco de la investigación impulsada por el Consorcio
Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y el diario alemán
Süddeutsche Zeitung.
La mayoría de esos empresarios de alta exposición pública siguió un mismo patrón de conducta. Armaron sociedades offshore
para desarrollar inversiones en el extranjero y en ciertos casos abrir
cuentas bancarias. Y la mayoría optó por emitir acciones "nominativas"
-es decir, con sus nombres registrados- en vez de optar por tenerlas "al
portador", que ofrece otra opción de anonimato.
Casi todos ellos figuran en los registros de Mossack Fonseca
como dueños o "beneficiarios finales" de las firmas. Amalia Lacroze de
Fortabat, por ejemplo, operó con Rosewall Enterprises en Panamá, Islas
Vírgenes y Seychelles. Y aunque ella falleció en 2012, todas sus
compañías permanecen activas. Su heredera Amalia Amodeo prefirió no hacer comentarios al respecto,
posición que también adoptaron otros empresarios argentinos que aparecen
en los registros de Mossack Fonseca.
Por
su parte, Héctor Magnetto, CEO del Grupo Clarín, aparece vinculado a
una sociedad constituida en las Islas Vírgenes Británicas. Se llama East
River Associates Corporation, que operó entre 2001 y 2012, cuando se
disolvió. Pero en su caso, no figura como su dueño, sino con un poder de
administración que abarca una cuenta bancaria abierta en el banco UBS
de Ginebra, Suiza.
Son varios los casos de empresarios con sociedades vinculadas a cuentas
bancarias en el exterior. Gregorio y Jorge Perez Companc figuran como
dueños de las firmas panameñas Pima Investments e Impex Holdings,
respectivamente. Ambas están directamente atadas al Banco Itaú.
Algunos holdings reparten la titularidad de las sociedades entre
los integrantes de la familia. Los Blaquier, por ejemplo, están
vinculados a cuatro offshore: dos en las Bahamas (Financiere
Translemanique y Derby Services, también con lazos con el UBS suizo),
una en Panamá (Cabonor International Corp., en la que aparece Alejandro
Blaquier) y la restante en Islas Vírgenes (Dunmoore Trading, donde se
enumera a Carlos Herminio, Agustina, María, Carlos Alberto y Milagro
Blaquier, y María Marta Taquini como beneficiarios finales).
También Panamá fue el país que eligió Eduardo Eurnekian, que desde allí
decidió operar con la Corporación América Sudamericana entre 1996 y
2003. Lo hizo como parte de un consorcio internacional dedicado a
administrar aeropuertos. En los registros de Panamá Papers aparece como
vicepresidente Marcelo Korzin, a quien luego se enfrentó tras acusarlo
de querer quitarle el control de la compañía, conflicto que terminó ante
la Justicia. Según se pudo saber, Eurnekian también acusó al
estudio Mossack Fonseca de una supuesta complicidad con Korzin.
Los hermanos Pagani, dueños de Arcor SA, también comparten sociedades offshore.
Luis Alejandro aparece como "beneficiario final" de Quinam Investments y
Roquel Properties, ambas todavía en actividad. Mario y Lilia Pagani
figuran como accionistas de Lafico Group Limited.
La familia Pagani señaló a través de un vocero que las sociedades offshore
"son estructuras típicas en contribuyentes que tienen operaciones
industriales y comerciales en distintos países" y sostuvo que sus
operaciones "se hicieron en el marco de la ley".
Otro empresario
vinculado a la industria de alimentos, Alfredo Coto, dueño de la cadena
de supermercados, controla Leopold Company desde 2012, a través del
estudio uruguayo de Juan Pedro Damiani, uno de los preferidos de los
argentinos, firma que permanece activa, sin cuentas bancarias asociadas.
Fuente: La Nación.