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Panamá, rumbo a una soberanía exitosa

La República de Panamá tiene paralelismos con Puerto Rico. Ambos países tuvieron poblaciones indígenas colonizadas por los españoles y desde fines del siglo XIX formaron parte de las estrategias navales estadounidenses del capitán Alfred Thayer Mahan.


Panamá constituyó la parte occidental de Colombia hasta 1903, cuando el Senado colombiano rechazó el Tratado Herrán-Hay que le otorgaba a Estados Unidos control sobre el canal de Panamá.

Éste fue el detonante para que un grupo de panameños, junto a estadounidenses locales, declararan su independencia de Colombia. Tres días después, Estados Unidos reconoció al nuevo estado, impidió con su Armada la intervención colombiana y respaldó económicamente al nuevo país.

El canal de Panamá, construido por Estados Unidos, es considerado una de las obras maestras de la ingeniería del siglo XX.

El proyecto motivó que Theodore Roosevelt inspeccionara la construcción en 1906, con lo que se convirtió en el primer presidente en viajar al extranjero. De regreso realizó una escala en Puerto Rico. Entró por Ponce y visitó Aibonito, Cayey, Caguas, Río Piedras, San Juan, Arecibo, Utuado y Adjuntas.

Durante las dos guerras mundiales del siglo XX, el territorio estadounidense en el país centroamericano, compuesto por el canal de Panamá y sus bases militares, desempeñó un papel protagónico en la estrategia bélica. Igualmente lo hizo Puerto Rico, protegiendo la entrada oriental del canal.

En 1977 se firmó el Tratado Torrijos-Carter, mediante el cual se entregó a Panamá la administración de su canal y se cerraron todas las bases militares estadounidenses. Este tratado finalmente instauró en 1999 la soberanía del estado panameño en todo su territorio y dio comienzo al proyecto de un país autosustentable, en control de su economía, con una estrecha relación con Estados Unidos.

En aquel momento, varios analistas presagiaron el desplome de Panamá sin la administración estadounidense del canal y sin las bases militares. Nada más lejos de la realidad actual: Panamá se ha convertido en uno de los países más globalizados y competitivos del mundo. En el 2013 Panamá tiene una población de 3.6 millones de personas, casi igual que la de Puerto Rico, pero más joven (edad promedio de 28 años versus la de Puerto Rico, de 38 años), con un crecimiento de un 1.38% versus la de Puerto Rico, -0.47%.

Según el CIA World Fact Book, la tasa de desempleo entre jóvenes de 15 a 24 años en Panamá es de 14.6% mientras que la de Puerto Rico es de 29.9%. La tasa de crecimiento económico de Panamá es de 10.7% (en 2012) mientras que la de Puerto Rico es de -5.8% (en 2010).

Panamá no sólo maximiza sus recursos geográficos; también ha invertido notablemente en infraestructura y su economía dolarizada atrae multinacionales a establecerse en el país mediante incentivos contributivos y migratorios. Sus estrategias económicas incluyen el establecimiento de zonas francas, un aeropuerto y una línea aérea internacional, cinco cables submarinos de fibra óptica, 93 bancos de renombre internacional y, pronto, un tratado de libre comercio con Estados Unidos.

Su industria de construcción crecerá a fines de año un 10.11% y los valores inmobiliarios continúan ascendiendo vertiginosamente. La inversión extranjera directa aumentó desde 2011 un 28% con más de 90 multinacionales instaladas, la mitad, españolas. Su zona “Howard” planifica transformarse en el próximo “Silicon Valley”, compitiendo directamente con la prestigiosa zona tecnológica californiana.

Panamá ha tenido un crecimiento económico impresionante, pero aún está lejos de alcanzar una soberanía exitosa del nivel de otras en el mundo, como las de Nueva Zelanda, Singapur y Estonia, porque sus programas sociales no están a la par con los económicos. La pobreza extrema, la inequidad, la injusticia social y sus programas de salud y educación todavía lo mantienen entre los países subdesarrollados.

Sin embargo, los poderes soberanos alcanzados en 1999 sobre la totalidad de su territorio le han provisto los instrumentos para dirigirlo rumbo a una soberanía exitosa con prosperidad económica y justicia social.

Por: ÁNGEL COLLADO SCHWARZ
         ElNuevoDia.com