.share-button {display: inline-block;}

Credit Suisse analiza los riesgos de una nueva crisis asiática ante la masiva salida de capitales

José Isidro Camacho ha sido testigo privilegiado del auge que el masivo estímulo de EEUU impulsó en las economías emergentes, inundando al mundo con crédito barato. 

 
Durante su período como ministro de Hacienda de Filipinas, su país pasó de ser el “hermano pobre” de los tigres asiáticos a una de las potencias de la región.

Ahora, como vicepresidente de Credit Suisse para Asia Pacífico, sigue con atención la fuga de capitales desde las economías emergentes tras las señales del fin del alivio en la Fed. Camacho está instalado actualmente en Singapur, desde donde dirige la segunda mayor operación del banco suizo a nivel mundial, después de la europea. Aunque reconoce que la salida de inversión ha sido dramática, descarta que pueda repetirse una crisis asiática como la de 1997.

La región aprendió de sus errores, asegura, y hoy es menos dependiente de los capitales extranjeros. Además cuenta con un fuerte mercado de consumo interno, que la protege de los vaivenes internacionales. Pero, reconoce que otros mercados emergentes, como Latinoamérica, están hoy en una posición más vulnerable.

- Asia Pacífico es una de las regiones que recibió más capital en los últimos años, pero esos flujos se están revirtiendo. ¿Es un riesgo?
- Vimos una entrada muy significativa de capitales. Pero los flujos extranjeros han sido acompañados por el crecimiento del capital doméstico y eso es un factor mitigante. Así se ve en lugares como Malasia y Filipinas, donde las aperturas a bolsa son dominadas por inversionistas institucionales locales.

- ¿Es suficiente para evitar una crisis como la de los ’90?
- No es el único factor. Los fundamentos de la economía son sólidos y apoyan un crecimiento continuo. Ha surgido un mercado asiático de consumo. Y la infraestructura que se viene desarrollando hace dos décadas seguirá expandiéndose a medida que avanza la urbanización. A eso se suma que las compañías asiáticas son hoy mucho más solidas, están menos apalancadas y tienen buenos flujos. Incluso si se produce una desaceleración mundial sus ganancias seguirán creciendo.

- ¿Cuál es el riesgo a la baja para este pronóstico? ¿Qué pasa si la Fed acelera su ajuste?
- El mejor escenario sería que estas políticas se reviertan de manera gradual para no provocar ajustes drásticos. No es sólo un riesgo para Asia, sino para todos los mercados financieros. Lo que me da confianza sobre Asia es que los factores subyacentes son sólidos. Pero aún así, ciertamente es una preocupación.

- Las economías latinoamericanas se parecen hoy más a la situación de Asia en los ‘90, fuertemente dependientes de las exportaciones. ¿Cómo las afectaría si China se estanca?
- China se está transformando de una economía dominada por las inversiones a una enfocada en la demanda interna, lo que significa que habrá menos demanda por cosas que quizás Chile produce. Pero esa transformación será paulatina. Y no hay que olvidar que Asia no se trata sólo de China. Hay muchas otras grandes regiones, como el sudeste asiático, el subcontinente de India, donde seguirá habiendo demanda por infraestructura porque la urbanización continuará.

Además, el resto del mundo, incluyendo Latinoamérica, también tiene la responsabilidad de ajustarse. Puede que haya menos demanda por cobre pero puede haber más demanda por comida. Hay muchas otras cosas que economías como Chile producen que seguirán viendo creciente demanda por el aumento del consumo y el poder adquisitivo, y la riqueza.

- Para economías pequeñas como Chile y Perú, los capitales extranjeros representan una parte más importante del financiamiento total. Y las últimas salidas de capital generan inestabilidad…
 Es clave que las autoridades no sólo trabajen en acceder a los mercados extranjeros sino también que desarrollen un mercado local. Los externos dan escala, profundidad y maduración, y el local estabilidad. En Asia descubrimos además la importancia de tener un mercado regional de capital. Hoy, un emisor en Tailandia puede encontrar inversionistas en Malasia.

El Banco Mundial advirtió que, aunque la situación fiscal de los gobiernos en Latinoamérica es más sólida, el endeudamiento de los privados es alto…
- Hay que tener cuidado. Asia se recuperó muy rápido de la crisis, pero fue muy doloroso. Muchos bancos tuvieron que ser absorbidos y muchas empresas quebraron. Desde entonces Asia ha seguido creciendo. Es importante que la disponibilidad de capital sea vista como una herramienta y no como un fin. Las empresas en Asia buscan capital pero se preocupan de invertirlo con prudencia y mantener ratios de deuda adecuados. Cuando hablo con empresarios percibo que aunque el capital es barato la gente no se apresura a levantarlo.

- También el calendario de maduración de la deuda se ha deteriorado…
- No sólo como banquero, sino como ministro de Hacienda, aprendí la importancia de manejar las maduraciones. En Filipinas hicimos un muy buen trabajo. Por eso tenemos spreads muy bajos y pasamos de grado especulativo a grado de inversión. Esa gestión es tan importante para los gobiernos como para las empresas.

Hace unos años, los habitantes del Sudeste Asiático hacían bromas sobre sus empobrecidos vecinos filipinos. Pero hoy ya no se burlan.

Filipinas ha crecido en forma estable en la última década, cerrando la brecha con el resto de la región. ¿Cómo lo logró? Son varios factores, explica Camacho. Pero el punto de partida fue una diáspora de millones de filipinos que -al estilo de los mexicanos- lealmente envía remesas a sus parientes, elevando el poder adquisitivo y creando un mercado de consumo interno, que sigue creciendo.

Pero en los últimos diez años Filipinas también desarrolló una industria de Business Process Outsourcing (BPO) que hoy genera US$ 13.000 millones. Esos recursos se retienen a nivel local, financiando salarios de jóvenes profesionales de altos ingresos, que alimentan el consumo interno.

Y el tercer pilar es la inversión. En los últimos cinco años la formación de capital ha crecido a tasas de 10% anual, gracias a las empresas. Por mucho tiempo la economía estuvo dominada por el consumo interno y es saludable, dice Camacho, que ahora tenga un componente de inversión local más importante.

Fuente: Diario Financiero