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Dudas y temor en España por los bancos

La agencia norteamericana Moody's rebajó la calificación de 16 instituciones, entre ellas la más grande de la eurozona, el Santander.

MADRID.- Las crecientes dudas sobre la solidez de la banca local , la confirmación del ingreso de España en recesión y el temor a la salida de Grecia del euro arrastraron ayer al sistema financiero español al borde del colapso.

El tenso escenario se ensombreció aún más cuando la agencia Moody's rebajó, ayer por la tarde, la calificación de deuda a largo plazo y depósitos de 16 bancos españoles, inundados de créditos morosos tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, ante la "debilidad de la economía" y una "menor capacidad" del gobierno para apoyar a las firmas del sector.

Uno de los afectados fue el mayor banco de la eurozona, el Santander , que sufrió un recorte de tres grados en su nota de largo plazo, a A3 desde Aa3. Moody's también redujo la nota de largo plazo de BBVA en tres grados a A3, desde Aa3, y puso la calificación crediticia en perspectiva negativa. BBVA es el segundo banco más grande de España.

Entre desmentidas sobre la posible instauración de un "corralito" para evitar la fuga de depósitos, la Bolsa madrileña registró una nueva caída -esta vez, del 1,11%- y alcanzó el volumen negociado más bajo desde 2003. Con este último descenso, el índice bursátil de referencia del país, conocido como Ibex, ya registra el mayor desplome de su historia en un período de crisis: desde que se produjo el "pinchazo" de la "burbuja inmobiliaria", en 2007, perdió nada menos que el 59,4%.

Al igual que en todo el resto de la semana, el descenso de la bolsa fue impulsado por las dudas y los miedos sobre los bancos, y en particular por el intervenido Bankia, que ayer registró su décimo traspié consecutivo en los mercados, donde acumuló una depreciación de su capital cercana a los 2538 millones de dólares.

La entidad, que fue nacionalizada la semana última tras el despido de su director, Rodrigo de Rato, llegó a perder ayer un 29% de su valor. Y aunque luego moderaría su devaluación hasta un igualmente inquietante 14%, la fuga de inversores encendió la alarma entre los ahorristas de la entidad, que intentaron ser calmados por el nuevo presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri. "Los depositantes de Bankia pueden estar absolutamente tranquilos sobre la seguridad de los ahorros que confiaron a la entidad", señaló el directivo, luego de una mañana cargada de rumores sobre un presunto éxodo masivo de depósitos de sus clientes.

En una nota dirigida a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el banquero rechazó esta hipótesis y afirmó que, por el contrario, "la actividad de Bankia ha estado dentro de los parámetros habituales" en los últimos días.

Sin embargo, ayer el diario español El Mundo aseguró, tras citar fuentes del consejo de administración del banco, que los clientes de Bankia retiraron de sus cuentas cerca de 1269 millones de dólares luego de haber sido nacionalizada por decisión del Ejecutivo español.

Ante las insistentes versiones sobre un posible corralito, y con el difícil panorama financiero, el gobierno de Mariano Rajoy intentó reforzar el mensaje de tranquilidad de Goirigolzarri. "El nuevo proyecto [de Bankia] reúne todos los requisitos para ser un éxito en el futuro", dijo el secretario de Estado de Economía, Fernando Jiménez Latorre, luego de negar rotundamente que los ahorros de los clientes estuviesen en riesgo.

Así, el funcionario siguió al ministro de Economía, Luis De Guindos, y al propio Rajoy en las desmentidas sobre la instauración de un posible "corralito" en España. Esta semana, tanto el ministro como el presidente se vieron obligados a salir al cruce de las versiones que señalaban a su país como el primero, junto con Italia, en sufrir una debacle de su sistema bancario en caso de que Grecia decida abandonar la moneda común europea.

Pero las malas noticias que hicieron del jueves una jornada de pánico no se limitaron al temor por la inestabilidad griega. Por la mañana, los mercados recibieron el primer golpe cuando el gobierno confirmó que la economía española ingresó en un estado de recesión técnica. Con la contracción del 0,3% del PBI en marzo, la actividad local acumuló su segundo trimestre consecutivo de crecimiento negativo, y con pronóstico reservado.

Fuente: La Nación.