La agencia Fitch, calificadora estadounidense de riesgo, rebajó dos peldaños la nota de la deuda a largo plazo de Japón, a A+, debido a la preocupante situación de las finanzas de la tercera economía mundial. La calificadora atribuyó la decisión al endeudamiento masivo del país, que equivale a más del doble del Producto Bruto Interno (PBI).
La nueva nota de Japón va acompañada de una perspectiva "negativa", lo que significa que al cabo de dos años podría ser nuevamente rebajada. La nota A+ ocupa el quinto lugar en la escala de notas de Fitch que cuenta con 22 niveles.
Por primera vez en 31 años, Japón, uno de los mayores exportadores del mundo, registró en 2011 déficit comercial, tras un año nefasto en el que tuvo que lidiar con la tragedia del tsunami, la fortaleza del yen y la ralentización económica global.
La balanza comercial nipona registró en 2011 un déficit de 2,49 billones de yenes (24.599 millones de euros), su peor registro desde 1979, y la primera vez que cierra el año con un saldo negativo desde 1980, cuando el déficit fue de 2,61 billones de yenes (25.815 millones de euros).
La debacle se debe principalmente a la caída en las exportaciones japonesas -suponen un 40 por ciento del PBI de ese país- que decrecieron el año último un 2,7% respecto de 2010, hasta los 65,55 billones de yenes (647.596 millones de euros).
La merma en las exportaciones guarda relación, naturalmente, con el corte en la cadena de suministros que provocaron el terremoto y el posterior tsunami del 11 de marzo pasado y, por otra parte, con el encarecimiento de la moneda nipona, el yen, lo que también redujo la competitividad de los empresas exportadoras del país oriental y recortó sus beneficios a la hora de repatriarlos.
Por otra parte, al descenso de las exportaciones de Japón hay que sumar el aumento de sus importaciones, que crecieron en 2011 un 12 por ciento con respecto a 2010 hasta los 68,05 billones de yenes (672.295 millones de euros), principalmente por la mayor compra de recursos energéticos tras la crisis en la planta nuclear de Fukushima.
Fuente: La Nación